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JAVIER GONZÁLEZ NÚÑEZ
Asesor Naciones Unidas en Transformación Digital e IA
En los últimos años, empresas de diferentes sectores han dejado atrás la estructura organizativa tradicional al adoptar el trabajo remoto y crear equipos descentralizados que trascienden fronteras geográficas, culturales y horarias.
En los equipos digitales, las oportunidades de comunicación, particularmente la informal, son más limitadas y eventualmente malinterpretadas debido a la falta de señales no verbales. Además, los empleados que trabajan en diferentes zonas horarias pueden enfrentar dificultades para sincronizar sus horarios, lo que reduce las oportunidades de colaboración en tiempo real.
Por otro lado, las diferencias culturales y de idioma implican distintos estilos de trabajo, formas de comunicarse y expectativas sobre el liderazgo o la toma de decisiones, pudiendo afectar la cohesión del equipo y la comprensión mutua.
El trabajo remoto puede además desdibujar las fronteras entre la vida profesional y personal, lo que genera estrés, agotamiento y una posible desconexión emocional del equipo. Una falta de control puede afectar la productividad y bienestar.
Desafíos para los líderes
Transmitir los valores, la misión y la visión de la empresa de manera efectiva exige una estrategia consciente y proactiva por parte de las organizaciones, que debe incluir políticas de comunicación claras y estructuradas, herramientas de colaboración eficientes, y un enfoque de bienestar e inclusión.
Los líderes juegan un papel crucial en la construcción de una cultura empresarial sólida, pues son los encargados de establecer, comunicar y mantener los valores, la misión y la visión de la organización.
En un entorno tradicional podían influir directamente a través de su comportamiento e interacciones diarias con los empleados; en un entorno digital, la distancia física puede dificultar la percepción de los líderes como figuras accesibles y presentes.
Algunos de los roles más importantes del liderazgo en este proceso incluyen:
Respeto y comprensión
La digitalización también introduce un nivel de complejidad adicional cuando los equipos están compuestos por personas de diferentes culturas y nacionalidades. La diversidad cultural puede ser una gran ventaja en términos de innovación y creatividad, pero también puede generar malentendidos y conflictos si no se maneja adecuadamente.
Cada cultura tiene sus propias normas y expectativas en cuanto a la comunicación, la toma de decisiones y el equilibrio entre la vida laboral y personal. En algunas, la jerarquía y el respeto a la autoridad son fundamentales; en otras, la toma de decisiones colaborativa y horizontal es más valorada. Estas diferencias pueden llevar a tensiones si no se abordan de manera adecuada.
Para gestionar estos desafíos, es fundamental que las empresas fomenten una cultura de respeto y comprensión mutua. Los líderes deben estar capacitados en competencias interculturales y promover un entorno en el que todas las voces sean escuchadas y valoradas, independientemente de la ubicación geográfica o el origen cultural