Dr. Víctor R. Yáñez Pereira
Director Académico de Postgrado, Universidad Autónoma de Chile
Con la Cuarta Revolución Industrial ya en marcha, es crucial que las universidades se adapten a las demandas de una sociedad cada vez más digitalizada. Esto plantea interrogantes no sólo epistemológicas y metodológicas sino también ontológicas y éticas, con impacto en la personalización del aprendizaje y la integridad académica.
Según la UNESCO, es imperativo que estas instituciones fomenten habilidades de pensamiento crítico, creatividad, autonomía reflexiva y colaboración; amplíen el conocimiento y garanticen que toda su comunidad tenga acceso a recursos educativos abiertos (REA) en un marco inclusivo. Un reporte de la European Commission del año 2023 señaló el 52% de los académicos reconoce la necesidad e importancia de estar preparados para el adecuado manejo en herramientas de inteligencia artificial (IA) en su quehacer, pero no sólo de modo técnico sino integral.
Esta tecnología se ha consolidado como poderosa, que transforma la interacción entre académicos y estudiantes. Su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos mejora el trabajo con contenidos y el despliegue de estrategias formativas, incrementando la retención estudiantil en un 25% y la motivación por aprender en un 40% según un informe del 2024 del Instituto de Educación de la Universidad de Harvard.
Esto también genera retos significativos, como el riesgo de plagio académico, exacerbado por el fácil acceso a información en línea. Esto subraya la necesidad de fomentar una cultura de responsabilidad y honestidad intelectual. Frente a ello, es esencial que las instituciones de educación superior implementen políticas claras que aseguren la protección de datos y la transparencia en el uso de estas herramientas, mediados por docentes facilitadores del aprendizaje, el mejor uso y la resolución de problemas.
Para tal cometido, una apuesta interesante sería relevar el enfoque Professional Noticing, introducido por John Mason el año 2002 y desarrollado por Victoria R. Jacobs y otros especialistas el 2010. Pone énfasis en las competencias de educadores para observar, interpretar y decidir sobre la práctica pedagógica, en que la IA puede ser una aliada si se emplea con rigurosidad analítica y juicio crítico.
Su incorporación debe ser prudente y reflexiva, pues la dependencia excesiva de sistemas automatizados puede erosionar el criterio pedagógico, llevando a una superficialidad en la examinación del aprendizaje. Professional Noticing permite discernir entre señales significativas y trivialidades, justificando decisiones pedagógicas en una comprensión profunda del proceso educativo identificando dificultades y articulando cursos de acción que favorezcan mejores resultados formativos.
Entonces, si la tecnología y el aprendizaje autodirigido son cada vez más prevalentes, el Professional Noticing contribuye a adaptar estrategias que fomenten mayor interacción e interés. Ahora bien, la implementación de sistemas inteligentes debe guiarse por una perspectiva filosófico-pedagógica que contemple implicaciones sociales y emocionales, incluyendo alfabetización crítica sobre los algoritmos que rigen tales herramientas y dilemas éticos relacionados con la integridad académica.
Tengamos en cuenta que un riesgo adicional es la trivialización del conocimiento, pues al depender de la IA para la evaluación y retroalimentación, los docentes pueden perder la capacidad de interpretar matices en el aprendizaje. Por ello, la formación docente debe abarcar no sólo su uso técnico sino también desarrollar conciencia sobre su impacto en la identidad digital de los estudiantes.
El mismo informe de la European Commission reportó que el 80% de los docentes que emplean prácticas reflexivas evidencian mejoras en la interacción y el compromiso de los estudiantes. Esto resalta la necesidad de abrir el acceso a la IA y superar obstáculos, como el tamaño de los cursos y la resistencia al cambio que pueden surgir ante la seguridad que ofrecen métodos tradicionales.
Entonces, para maximizar su potencial en el Professional Noticing, es indispensable implementar una formación docente integral que incluya habilidades técnicas y juicio ético, junto con desarrollar infraestructuras soberanas en IA educativa y fomentar la reflexión sobre justicia educativa digital.
Con todo, los responsables de políticas, las instituciones y los educadores deben garantizar que el uso de tecnologías no sólo mejore la eficiencia sino que también promueva un entorno educativo democratizante, que valore y fomente la esencia humana de la enseñanza y el aprendizaje.